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Web El Universal

19 abril 2006

¿Es Andalucía una "realidad nacional"?

Y, ¿qué quiere decir "realidad nacional"? Ayer se aprobó el dictamen para definir Andalucía como 'realidad nacional' en el preámbulo de su nuevo Estatuto de Autonomía. El PP quiere que se quede como "nacionalidad histórica" y el PA quiere que sea "nación".

Yo no soy andaluz pero me pregunto, ¿y qué más da? Para mí: nacionalidad o realidad histórica son términos más tímidos que nación pero que en el fondo quieren decir lo mismo. Estas son las tres definiones que ofrece el Diccionario de la Real Academia Española:

Nación.
(Del lat. natĭo, -ōnis).
1. f. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno.
2. f. Territorio de ese país.
3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.

Siguiendo estas definiciones (y las de cualquier otro diccionario) España sería una nación pero también lo sería Cataluña, Andalucia, Extremadura o cualquier otra comunidad autónoma ya que en todos estos territorios hay un mismo gobierno (el Gobierno español, la Generalitat de Catalunya, la Junta de Andalucia, etc.) y la gente tiene un origen común y generalmente hablan el mismo idioma.

¿Qué determina si un territorio que cumpla con estas condiciones sea o no una nación? Pues el sentimiento de sus habitantes y la voluntad de los mismos y sus representantes electos.

Volviendo al tema de Andalucía, yo no soy un experto, pero nunca he oído a un andaluz referirse a su tierra como "nación" o "país". Como sí a catalanes, vascos, gallegos.

Me encantaría leer sus opiniones (andaluces o no) sobre este asunto.

2 Comments:

At 11:26 a. m., Blogger dalr said...

(UPS! Me ha salido un comentario muuuuuy largo. Lo siento.)


Soy catalán e hijo de un andaluz. Suelo decir que me siento de donde me dan de comer. Allí donde pueda disfrutar de una buena charla con la gente, su cocina tradicional, sus licores caseros... El problema del concepto "nación", como en tantos otros casos, es que lleva irremediablemnte a un diálogo de besugos. Dos personas discutiendo por cosas distintas. Unos nos aferramos al diccionario y otros se aferran a las implicaciones políticas del concepto. En el primer caso, la solución al problema es técnica. O se és, o no se és nación porque entra o no en la definición (definir es acotar). En el segundo caso la situación se complica.

Si nos fijamos bien, veremos que el término nacionalidad es más duro todavía que nación. Mientras la segunda hace referencia a un sentimiento colectivo (en mi opinión) la primera es un término legal. En todos los pasaportes del mundo se consigna la nacionalidad, no la nación.

El asunto es que con esta discusión los políticos están sacando mucha tajada, apelan a los sentimientos de la gente y los capitalizan en forma de votos (que a la postre son poder). Y nosotros picamos.

El nacionalismo andaluz es un invento reciente que, al menos hasta ahora, se ha llevado con maestría. Hasta no hace mucho, un buen número de andaluces compartía con vergüenza la visión tópica de su tierra. Andalucía era un lugar tercermundista poblado por vagos e incultos aunque, eso sí, simpáticos cazurros.

La andalucía de hoy no tiene nada que ver con eso, desde hace mucho. Pero ha sido necesario crear un cierto "orgullo nacional" a partir del esplendoroso pasado de Al-Andalus hasta llegar a la Andalucía moderna que se pretende evidenciar mediante grandes infraestructuras y eventos (la Expo fue la piedra de toque del proceso). Si a eso le unimos que Andalucía ha sido una de las tierras más beneficiadas por el turismo, el plástico (qué feos los invernaderos, pero qué rentables) y los fondos de compensación de la UE... Lo que tenemos no tiene nada que ver con el tópico. Y el sentimiento nacional impulsado por la administración andaluza ha ayudado a que muchos de sus ciudadanos sean conscientes de estos cambios y se rebelen contra el topicazo.

Ahora bien, una cosa es ser consciente de que el que no llora no mama y luchar por obtener al menos lo mismo que cualquier otro, y otra es pasar olímpicamente de la realidad del pueblo al que se supone representas.

La mayoría de los andaluces se sienten tan andaluces como españoles (es más, incluso les resulta extraña la expresión al entender que ser lo primero implica ser lo segundo, y punto). Y lo que quieren estos andaluces es los mismos derechos, las mismas ventajas, las mismas atenciones que cualquier otro ciudadano. Pero no la misma denominación.

Tendríamos que preguntarnos por qué la administración andaluza ha llegado a la conclusión que no pueden aspirar a, por ejemplo, la fiscalidad catalana o la vasca (que son distintas), sin pedir primero sus reivindicaciones nacionales. ¿No estaremos juntando churras con merinas?

Perdón de nuevo por la extensión del mensaje y gracias por aguantarme la perorata...

 
At 1:34 p. m., Blogger J. Perez-Ramos said...

Hola

Muchas gracias por tu comentario. Me interesaba mucho saber lo que los andaluces (o descendientes de andaluces) piensan sobre el asunto. Tu perspectiva de catalán hjo de andalúz en los tiempos que corren me parece muy intersesante, por obvias razones.

Como sabes, yo no vivo en España aunque me gusta seguir de cerca lo que pasa por allí. Mi perspectiva sobre España ha cambiado mucho en los últimos años gracias a la distancia. También el hecho de que vivo en El Reino Unido, compuestos por varias naciones sin que nadie se pique y un mínimo irrisorio de escoceces (y aún menos galeses) quieran la independencia - lo de Irlanda del Norte es otro asunto más complejo que por mucho que se quiera no tiene comparación con Euskadi aunque sí algún paraleismo obvio como es la violencia. Y auqí no hay no Estatus ni Constitución escrita, ni falta que nos hace. En fin, me estoy desviando del tema, disculpa.

Volviendo a lo de Andalucía, aún me quedad dudas de las pretensiones de los políticos en esa comunidad autónoma (no sabe uno si llamarla nación, nacionalidad, país, región, o qué).

Saludos

 

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